[Cerrado/Arma Principal] She was the wind

El momento esperado, realmente le atraía enteramente aquel lugar, no solo por la gran presencia si no por la cantidad de historia que podía haber allí guardada bajo un manto de armas y altares. Cada arma tiene una forma de existencia, eso le decía siempre su padre cuando era más joven, no sería raro decir que cuando DaeHyun se encontraba en una edad más temprana recibió el regalo de miles de cuentos e historias sobre grandes peleas, eternos luchadores y fantásticas guerras, después de todo, había mil historias con las que se podía alimentar las creencias y las motivaciones de cualquier niño barón y su padre siempre supo bien como asentar esas ideas e historias en la vida del ahora híbrido y estaba seguro de que según pasara por aquella puerta se vería embriagado de maravillas forjadas en acero. Su mano, fue la que dio pie a la imagen del lugar, abriendo la puerta con permiso de su raza dejando espacio a la magnitud de la sala, dándose pie a seguir para entrar y encontrarse con la mejor escena de todas. No era alguien especialmente agresivo, no sería la lucha o la muerte su primera opción pero por supuesto, había demostrado ser un guerrero nato, quizás no aún en una gran guerra llena de aliados y enemigos debatiéndose en la vida o la muerte, pero hay muchos tipos de guerra y sin duda las que DaeHyun había tenido que pasar no eran menos significativas y no tenías menos manchas de sangre, por así decirlo. Nada mas entrar tuvo que cerrar los ojos y agitar la cabeza al venirle a la mente el grito desesperado y agudo de su hermano mientras corría en busca de ayuda, un grito que poco menos le daba dolor de cabeza instantáneo solo de recordar que no pudo socorrerla como le hubiese gustado y sin embargo, había decidido ya hace tiempo que aquello no le dejaría prado, no le detendría, solo haría que su afán por no dejar que alguien cercano a él muriera de forma tan injusta se llevara a cabo de nuevo en su vida y la sensación que le envolvía por parte de aquel lugar fue suficiente como para poder seguir sus pasos en adelante y acercarse tras cerrar la puerta tras de sí hacía los altares y resguardos en donde reposaban todas aquellas armas.

Sus pasos eran tranquilos y decididos, dejando tras de si el eco de su avance en esos momentos solitario, como si buscaran dejar marcado el camino que iba tomando el híbrido en aquel lugar, acercándose a las tarimas en donde algunas armas reposaban, rozando los los dedos el borde de los lugares de reposo mirando fijamente cada hoja, cada símbolo y cada inscripción. Sonrió mientras traba de imaginar cada llanto, cada gesto de valentía, cada gota de sangre derramada y cada impulso de valor que podían llevar impregnadas en historias aquellas armas, realmente atraído por la historias que podían surgir de las mismas, sin embargo, no fue hasta llegar a un altar bañado por una luz incidente de la parte superior del techo que sus ojos se postraron en una arma en específico, o más bien dos. Hermanas gemelas, aquellos katares que no evitaron atraer al contrario movido por la curiosidad, tanto como una polilla se siente atraída por una luz, al igual que alguien desea tocar una obra de arte con afán de poder sentir el sentimiento en cada trazo, la textura y el esfuerzo. Así fue pues, se acercó y se quedó estático frente a aquellos katares, simplemente alargando la mano con esa curiosidad mencionada presente y nada más tocar con la yema de un par de dedos su cuerpo y mente fueron trasladados, teniendo que cerrar los ojos con fuerza y quedándose con la respiración guardada unos momentos antes de abrir los ojos y encontrarse con una escena totalmente distinta.


En aquella escena se podían ver a dos reyes, claramente de la época Nórdica antigua, vikingos seguramente y si bien le gustaba la historia, amaba aquellas leyendas relacionadas con esas figuras históricas, por lo que fue fácil reconocerlo. Se encontró quieto y callado en una escena en donde tanto rey y reina parecían sufrir una ardua decisión, ella lloraba  y sel se mantenía estoico en la medida de los posible mientras una pequeña sentada a un lado del trono, de unos 5 años miraba la escena ajena a lo que estaba sucediendo. Frente a ellos, una par de cunas, de gemelos, junto con un hombre que llevaba en sus manos un hierro tallado en una forma específica al rojo vivo con el que marco un brazo distinto a cada uno de los bebés, con el fin de diferenciarlos. Pronto entendió la situación y es que la historia ya relataba mil leyendas en la que unos hermanos acababan confrontados por querer llegar al reinado y ambos padres no deseaban aquel final para sus hijos, por muy difícil que se les hiciera la separación de ambos y para con ellos mismos. El de la derecha, pasó a llamarse Nord y el de la izquierda Syd, en honor a los vientos del norte y del sur, con la esperanza de que al igual que a los barcos, estos les llevaran de camino a casa algún día o les hicieran encontrarse llegado el momento para poder estar juntos, teniendo como comodín aquella pequeña niña, la cual se encargaría de reinar aquel reino en lugar de sus hermanos, Todo estaba predispuesto y ambos hermanos fueron llevados a reinos adjuntos a aquel, cercanos, uno al norte y otro al sur, para que pudiesen reinar allí como mandado del rey principal, dividiendo su propio reino de aquella manera para evitar las envidias, pero si bien ellos tenían algo en común como gemelos, esto se trataba de la ciega avaricia y no dudaría en hacer acto de presencia como serpiente silenciosa llegado el momento. Ambos reyes, Nord y Syd, reinaron con justicia y sabiduría, pero ya adultos y tras llevar a sus pueblos a la gloría, decidieron que era momento de avanzar y ajenos a sus verdaderas raíces, tomaron la decisión de invadir su reino nativo sin saber que lo era, pero antes, debían de enfrentarse entre ellos para poder ver quién era el real merecedor de darle guerra el reino más fuerte y honrado por todos.

Mucho dicen que la guerra es la imposición de un poder que quiere obtener gloria, sin importar quienes mueran, y si bien estos gemelos hnabían llevado a sus pueblos a la gloría y a la buena vida ahora la avaricia le estaba corrompiendo y bien se sabe que quién quiere guerra, la obtiene, de modoo que así fue. Grandes guerras se libraron, miles de hombres murieron por el capricho de aquello reyes y los vientos del norte de del sur parecía ser ajenos a todos y no tener la intención de guiar a aquellos dos barcos al camino de la sensatez y del amor por su familia, quizás el error fue ese, no dejarle sentir el calor de su familia y los reyes por los que ahora sus hijos competían sufrían al ver el error cometido sin poder hacer nada el respecto, viendo a su hija como ya había crecido, la cual deseaba fervientemente que todo aquello terminara, que no hubiese más matanza y que todo quedara como fue al principio, con aquella inocencia separada en dos cunas distintas, pero por el contrario, los gemelos parecían negarse a ello. No terminó durante años aquella contienda, no hasta que uno de los hermano pereció en manos del otro. Nord consiguió quitarle la vida a su hermano en medio de una batalla en la que ya no quedaba lucha que valga, pues todo lo que una vez había luchado en esa escena ahora permanecía en forma de cuerpo fríos e inertes. Aquella escena fue chocante para DaeHyun, en algún momento le recordó las discusiones con su hermano acerca de su pequeña hermana, como ambos deseaban tomar las riendas del asunto a su manera y aquello acabó con la muerte de quién menos lo merecía. Sus ojos permanecían clavados en la escena de Nord con la rodilla hincada en el suelo frente al cadaver de su hermano y en esos momentos, como si de un ángel se tratara una mujer de pelo largo y dorado como el sol, de tez pálida y ojos negros se acercó a la escena llevando un vestido blanco que mostraba total pureza.
Aquella pequeña niña había llegado a ser una de las mejores guerreras, pero no estaba para luchar en ese momento frente a uno de sus hermanos, si no para abrirle los ojos, para poder guiarle a la verdad más dolorosa y quizás a partir de ahí que pudiese enmendar errores del pasado. Ella tocó su hombro y sin decir una palabra acaricio en donde la marca de aquel hierro contra su piel de pequeño se encontraba, recibiendo la mirada confusa de Nord y después ella sonrió, antes de agacharse y sacar una pequeña daga de bajo la falda, sujeta en una de sus piernas para poder a´si, rasgar la ropa del brazo contrario del hermano que yacía  fallecido, rasgando la tela manchada de sangre casi con delicadeza hasta dejar ver la misma marca que la que Nord poseía. Nadie podría jugar haber visto a un hombre llorar tan fuerte y tan desconsolado como aquel Nórdico, nadie podría jamás describir el dolor que vio DaeHyun impregnado en aquel rostro manchado por lágrimas sucias tras la batalla y jamás podría explicar como fue que se sentía mirar la sonrisa de aquella dama de blanco que tomó el rostro de su hermano, acercándose a él para poder besar su frente. Podrían tener un perdón, pero no de forma carnal en cuanto a su vida, ambos estaba pagando por la avaricia y ambos deberían pagar el precio más alto y así fue como Nord fue asesinado con aquel mismo puñal a manos de su hermana, sin dejar de soreírle, abrazándole para darle paz y consiguiendo que el hombre simplemente... se dejara hacer, como muestra de honro a su hermano asesinado, por el dolor provocado, probando que realmente si que fue el viento quién les llevó de nuevo a caminar juntos de camino a casa, pero por otro lado, no siendo ellos los vientos guiadores, si no aquella dama de blanco, su hermana, pues al final, ella era quién poseía tanto el viento del norte y del sur para poder guiar a ambos barcos que eran sus hermanos de vuelta a casa, de una forma u otra y no fue hasta que los latidos de su hermano se apagaron que ella comenzó a llorar desconsolada por la perdida de ambos, sintiendo el sufrir más grande de toda su vida incluso para el híbrido.

Al despertar de aquella visión, sus mejillas se encontraban húmedas de leves llantos, por lo que sus dedos se pasearon por sus pómulos apartando la humedad y volviendo a fijar su mirada en aquellos katares. Ahora lo entendía todo, katares gemelos, hermanos, compartiendo ambos el mismo dolor, el mismo pecado y la misma pérdida, al igual que DaeHyun con respecto a su hermana, sin haber sido capaces de salvarse, de dar un punto a final cuando era necesario. Sentía el dolor y todo lo vivido en aquella armas ahora escondido se le enterró en el arma, terminando por entreabrir los labios y susurrar.- Vuestros nombres...- De aquellas palabras claro que hubo respuesta y poco a poco se fue forjando en fuego, en cada cuchilla, el nombre de ambos gemelos junto al simbolo que llevaba tatuados en los brazos. El katar de la derecha, se llamaba Nord, el de la izquierda Syd y ambos en conjunto llevaban la esencia de Nordsyd, el nombre de su hermana.