[Dark Hunter/Arma] el que rompe el viento

El viento siempre le había parecido algo curioso, silencioso y en segundos, abrumador, un elemento intangible, necesario para la vida. Pero el ya no tenía vida, o al menos la vida como la había conocido en un momento. Estaba cansado de pensar, todo le recordaba a ella, y sabía que no la vería de nuevo. Los días se iban así, tranquilos, expectantes, el tic tac lo despertaba al alba, justo para salir un momento, aun medio ido, medio muerto. La vida en esa ciudad portuaria olía a sal, la humedad que en el ambiente se sentía bien podría haberlo fastidiado en el pasado, pero no ahora, ahora le daba igual. Sus paseos nocturnos se alargaban hasta que la misma pieza de relojería le dictaba que era hora de volver a dormir, a esconderse del cruel enemigo brillante.

El viento llevaba esa salinidad que corroía barcos, puertas y todo lo que llevara el suficiente tiempo allí para presentar sus marcas. A veces se sentaba en una banca, a mirar como el mar, oscuro y amenazante, parecía tragarse las pequeñas embarcaciones cuando el viento soplaba mas fuerte y la marea subía, solo para desengañarlo y que estas volvieran a aparecer a la luz de la luna.

Ah, la luna.

Esa extraña musa que le había devuelto la vida, y esperaba por todos los medios encontrar la razón para tal decisión, hubiera sido mejor ir al cielo o al inferno, pero al lado de DaSom. Esa noche, como muchas otras, había salido a caminar, a dar una vuelta, estaba pensando en cambiar de ciudad, ir a una más… movida, cuando supo que un circo había llegado a Busan. Pensó que no tendría nada malo ir a ver, solo por recrearse en lo que no hallaba un “motivo”. Bastante gente había acudido, madres, niños, ancianos, de todas formas y edades, y por un momento le pareció reconfortante.

El espectáculo comenzó a buena hora, el maestro de ceremonias presentó a los primeros actores y acróbatas, mientras Jin se mantenía al fondo de la carpa. Las risas y el ambiente era tranquilo, varios aplausos se dejaban escuchar cada tanto, y luego llegó el turno de lo que más impacto al joven.

Un domador, con su león, que en su mano sujetaba un largo látigo y con el hacía que el animal le obedeciera, que magnifico le pareció, tan frágil, elegante y sin embargo tan temerario, su participación se alargó por unos 10 minutos, en los que no pudo quitarle los ojos de encima, casi tan entusiasmado como los pequeños, nunca había visto una demostración asi mas que en peliculas,  hasta que unos gritos se dejaron escuchar en el lugar, y esto alerto a Jin.

La gente comenzó a correr y ante sus ojos, un asqueroso vampiro mordía a una niña, y ya nadie se ocupaba de ella, si no que todos corrían por sus vidas, ya que el domador había sido muerto al tratar de salvarla. Unos segundos bastaron para que corriera y tomara el látigo, azotándolo contra la cabeza de aquel mugroso chupasangre, y con un solo movimiento corto el aire, con sus sentidos alterados casi pudo apreciar ese preciso instante, y supo que esa arma jamás faltaría en su mano otra vez, era como si fuera una extensión de su propio ser.

Ven aquí, pedazo putrefacto…