[Cannon/prueba B - My real sunrise.]

No había pasado mucho tiempo desde que Dennis llegó a la ciudad, vivía en una tranquila casa a las afueras de la ciudad. Donde el sol brillante cada mañana resplandecía, rodeado de árboles añejos y brotes jóvenes de las flores que de ellos salían al llegar la primavera. Despertaba cada mañana con el viento refrescante el cual llevaba el aroma de los largos campos cubiertos de un verdor hermoso adornado con florecillas y sembríos de las personas aledañas. Y siempre acompañado de aquella música que le anunciaba el momento de agradecer a su creador por todo lo que le había dado.

A moment in heaven.:

Victoria, la abuela del muchacho, lo llamaba para el desayuno matutino, a las 4:30am para ser exactos, apurado él bajaba con su bolso lleno de cuadernos y de vez en cuando con alguna extremidad humana bajo el brazo… estudiar medicina era difícil en ese tiempo, sobre todo cuando el dinero no daba lo suficiente como para los pasajes. Al terminar la comida, recogía su lonchera que básicamente era una botella con té de durazno y una pequeña bolsa de galletas de avena con chocochispas; finalmente, se agachaba para que la anciana mujer le hiciera la señal de la cruz y con la bendición iba a la universidad.

Tenía que caminar mucho pasar los campos bastos campos hasta llegar a la carretera, tomar un carro que lo llevaría al parque Nansam y de ahí le tomaba más o menos unos 20 minutos llegar a su casa de estudios. En aquel trayecto, veía siempre con particular interés un lugar, este lugar era el orfanato de la ciudad. Sentía algo ahí, era mucho más especial que solo tristeza o lágrimas, era algo mucho más especial, lo llamaba desesperadamente y él no sabía qué era o por qué lo hacía. Años atrás se le había sido revelada su verdadera naturaleza y su misión, aun no podía controlar sus habilidades por completo pero si podía sentir, oír y ver ciertas cosas.



Tuvo una visión oculta entre sueños alguna vez cuando durante toda su niñez y adolescencia que se repetía casi a diario, pero desde su despertar ya no lo volvió a tener más. Extrañamente, lo único que recordaba era una mujer y una niña a lo lejos y una que otra risa de la menor, a las cuales él sucumbía y hacía que se llene de alegría, amor y felicidad. Sin embargo, el contexto que abarcaba aquel sueño era incierto, dudoso y borroso.

Esa mañana se le vino esa memoria a la cabeza y por más que lo repasaba y repasaba no podía ver quiénes eran o recordar al menos los sucesos. Así se pasó toda la mañana y tarde, pronto llegó la noche y con ella la hora de marcharse, empero se quedó para ayudar a la limpieza de los salones y  alimentar a las mascotas de la facultad de veterinaria, por lo cual salió un poco más tarde de lo habitual como muchas otras veces.

Caminaba sin interés alguno por los pasadizos de la universidad, pensando en aquel sueño, ¿Qué podía ser? ¿Qué significaba? Tenía sueños a diario, sobre el futuro, el pasado y recuerdos que no eran suyos… Un tal Tobías le hablaba al oído todo el tiempo desde su despertar, le decía por dónde ir y qué hacer. No obstante, ese día no lo había escuchado, sintiéndose un poco nervioso e incómodo. Sumergido en sus pensamientos y sin darse cuenta ya había llegado al paradero del autobús en el parque Nansam.

El viento soplaba fuerte y el silbido de las hojas de los sauces viejos se podía escuchar a lo lejos combinando con las melodías perfectas de la soledad, el silencio y la oscuridad. Solo de vez en cuando el “estruendoso” ruido de las llantas de un auto contra el frío asfalto se escuchaban. Estaba exhausto en demasía, aprovechando la falta de gente a su alrededor, decidió recostarse un rato sobre las bancas quedándose dormido a los pocos segundos. Solo un pestañeo, no haría daño, ¿o si?

En aquel sueño que tuvo a los pocos segundos de cerrados sus ojos, empezó a visualizar o quizás llevado a un oscuro lugar con una densa neblina, no podía ver, sentir, oír u oler. Estuvo merodeando aquel lugar por mucho tiempo, según él, en un páramo sin rumbo dónde poco a poco se iban revelando un bosque sombrío. Árboles y más árboles le rodeaban, pero no había rastro de vida o de movimiento.



Todo era tan amplio y tan vacío, tan… tan marchito por más que marchaba o corría no podía notar nada, todos los lugares a cual miraba se veían tan iguales. Estaba entrando en estado de pánico, se sentó en el suelo, cerró los ojos para poder meditar y relajarse. Por varios minutos todo estaba en calma hasta que unas risas melodiosas y gratas  de oír llegaron a sus oídos una niña pequeña a la cual reconoció casi inmediatamente logró desconcentrarlo, abrió los ojos y comenzó a buscar, empero no había nada.

Siguió buscando y por fin pudo verla a lo lejos… una niña, la que había soñado durante muchos años. Quizás tenía unos 3 o 4 años de edad, muy pequeña, tenía menos de un metro tal vez. La infante tenía la sonrisa más encantadora y hermosa que  alguna vez Dennis vio en su vida, lo cual lo enternecía y sacaba su lado paternal. Raudo fue a su encuentro cuando se iba acercando solo llegó a notar que unas luces golpeaban a la pequeña haciéndola volar varios metros.

Abrió los ojos y se encontraba de pie muy cerca de una niña a la cual un auto había atropellado. Fue presuroso a ella, la tuvo entre sus brazos y enseguida supo que ella estaba en los últimos segundos de su corta vida. Se arrodilló al lado, la abrazó lo más fuerte que pudo, mientras las lágrimas comenzaron a caer de su rostro. – “Tranquila, tranquila yo estaré aquí a tu lado, no tengas miedo, yo cuidaré de ti…” – Le dijo al notar aquella presencia, traía luz al espacio, pero también traía el olor a muerte impregnado alrededor suyo. Endureció su rostro para voltear a verla directo a los ojos quizás un poco amenazante.- “No dejaré que te la lleves Azrael… no ahora, no conmigo.”- Se arrodilló con el cuerpo en brazos y empezó a orar o mejor dicho hablar con su Padre personalmente:

On your shore.:

-“Padre nuestro, creador mío que mora, reina y todo lo ve desde tu trono en los cielos, creador de lo bueno y malo, de la luz y la oscuridad, del universo entero hasta  la última partícula, de lo colosal y de lo ínfimo, creador mío heme frente a ti de rodillas con el corazón abierto y pidiéndote con este que guíes mis manos para curar a una de tus amadas creaciones a la cual creo injusto que se le del descanso eterno. Padre he de interferir en tu decisión y he de apelar a favor de su recuperación usando la naturaleza que se me ha sido encargada.”  -Colocó el cuerpo sobre el pavimento, luego se arrodilló, postrando la pierna izquierda en el suelo, juntando sus manos y cerrando los ojos.

-“Pater Noster, qui es in caelis, sanctificétur nomen Tuum, adveniat Regnum Tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie,
et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimittímus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen”

Al terminar la oración, una luz blanca lo bañó desde el cielo y una energía verde fue rodeando su cuerpo, concentrándose especialmente en sus manos, mientras que por primera vez sintió el dolor del desplegar sus alas, empero no le importó sí todo era por ayudarla. Tomó de nuevo a la niña y con la diestra le hizo la señal de la cruz en la frente. – "Yo Raphael, por medio del Padre omnipotente que vive y reina por lo siglos de los siglos, me ayude y de fuerzas para darte una vida nueva al servicio de él." – Diciendo lo último llevó ambas manos al pecho contrario, introduciendo la esfera.- “Que a partir de hoy seamos uno solo, un mismo sentir, un mismo corazón, una misma alma, un mismo amor… vuelve a mí Lee Sunkyu.” – Besó su frente, a los segundos siguientes, esta abrió los ojos y lo abrazó.

-"Papi…" –Dijo la niña en un suave susurro el cual hizo que el ángel sonriera entre lágrimas de felicidad.- "…Tengo miedo."

-"No temas más amor mío, ahora estás a salvo… ahora estás con papá, él te cuidará y protegerá hasta el fin de sus días, en la tierra y en los cielos para siempre, lo prometo." – La cargó en brazos y con una tierna sonrisa le dijo.- Vamos ya a casa mi hija hermosa. Mamá Victoria debe estar preocupada por nosotros. - Desde aquel acontecimiento la vida del alado cambió totalmente. Dejó a un lado su eterna parquedad, su semblante de persona seria y su desinterés de la vida para ser el hombre más amable y cariñoso, amando la vida cada día más, gracias a su hija que le ha devuelto las ganas de vivir. Incluso olvidó algunas malas costumbres como desvelarse por puro gusto o gastar más de la cuenta o cosas tan simples como dejar de tirar la ropa por doquier, haciéndolo mucho más responsable. Ahora ella se había vuelto el motor de su vida y su felicidad plena, su corazón y el pensamiento que siempre estaba en su mente a diario, en cada acción del día, en cada sonido de la ciudad que lo rodeaba y en cada aroma de las rosas frescas daban. Simplemente ella completó su vida enseñándole amar y hacer una mejor persona, era ella sus nuevas alas, ahora se podría decir que era un ángel de verdad.